Humedales en el centro de Castelldefels: «La Olla del Rey»

Humedales en el centro de Castelldefels: «La Olla del Rey»

El Avetorillo común (Ixobrychus minutus), el ánade real o azulón (Anas platyrhynchos), la polla de agua (Gallinula chloropus), la paloma torcaz (Columba palumbus), la focha común (Fulica atra), el zampullín común o chico (Tachybaptus ruficollis), la curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala), el pico de coral o estrilda (Estrilda astrild)… son algunas de las aves que han hecho del espacio de la Olla del Rey de Castelldefels, en el campus de la UPC, su hábitat natural. Se trata de un estanque rodeado de bosques de alamedas, pinos, juncos y totoras. Son especies entre las más abundantes, según el último censo realizado la pasada primavera para la universidad por parte de Ignacio Torre y con la colaboración de Marta Segarra, ambos biólogos.

Un lugar de paseo

Las «Ollas» es como se llamaban popularmente a los humedales en Castelldefels. Lagunas y marismas, como la Ricarda o Filipinas, que se extendían desde Barcelona y hasta el inicio del macizo del Garraf siguiendo la costa. Según la leyenda, al rey Juan II de Aragón le gustaba practicar la caza en estas «ollas». Por eso se conoce actualmente como «Olla del Rei Joan II» el estanque del campus universitario de la UPC en Castelldefels. Es un espacio de valor paisajístico y recreativo, aunque su misión principal es drenar las aguas pluviales provenientes del macizo de Garraf, e impedir las inundaciones en la parte baja del municipio.

Riqueza de aguas subterráneas

Lo que siglos atrás eran lagunas y marismas es hoy un espacio acondicionado por el hombre. El estanque se construyó en 1998 aprovechando sus antecedentes, los humedales y un suelo rico en aguas subterráneas. Actualmente representa un oasis de naturaleza en medio de la ciudad. Su diversidad biológica tanto de flora como de fauna le ha hecho merecedor de formar parte del catálogo de Zonas Húmedas de Cataluña desde 2013.

Cabusset. Fotografía del libro "Els Ocells de l'Olla del Rei", escrito por Ignasi Torre. Fotografía cedida por el autor del libro.

El estanque que rodea el campus es un espacio de 10 hectáreas que recrea una zona húmeda como las que había antiguamente en este lugar. A lo largo de los últimos siglos, se fueron desecando para transformarse en tierras de cultivo. Como el campus está situado en unos terrenos llanos donde el nivel freático es rico en aguas subterráneas, el proyecto de recuperar las lagunas fue fácil.

De invasores y convivencias curiosas

En todo el recinto hay paneles informativos sobre el tipo de aves que se pueden observar. La flora y la fauna es la propia del Delta de Llobregat. Sin embargo, la acción del hombre ha hecho que la tortuga de Florida, que no tiene nada de deltaica ni de baixllobregatina, haya colonizado y de forma abundante las aguas del estanque. Esta tortuga es una de las especies más comunes que se encuentran en las tiendas de animales. Pero con más frecuencia de la que sería deseable aparecen en el estanque en lugar de estar en las casas de sus propietarios, a pesar de la advertencia que se puede leer en unos grandes carteles informativos, que también indican que no se debe dar de comer a los animales.

En una ocasión, se hizo un seguimiento de una pequeña colonia de erizos mediante unos sensores colocados en los animales para facilitar la realización del estudio. Y se descubrió que a menudo se desplazaban a una zona próxima al exterior del espacio. Por qué? Porque iban a un comedero de gatos. Una vecina alimentaba así a los gatos de la zona y los erizos también quisieron compartir la experiencia!

Los valores de la «Olla del rey»

Pollas de agua en el estanque.

Hoy, el estanque del campus del Baix Llobregat de la UPC es la única zona húmeda naturalizada en Castelldefels. Además de su valor hidráulico -reduce los problemas de inundaciones-, también tiene ecológicos por la presencia de muchas especies de animales y vegetales, algunas de las cuales están amenazadas y protegidas por las leyes. Igualmente tiene un valor académico y pedagógico ya que se pueden hacer programas de investigación y educación ambiental. Pero también es un lugar de ocio donde estudiantes y los vecinos pueden explayarse en un entorno con unos valores naturales y estéticos como los que ofrecían los antiguos humedales del municipio.

Estanque que forma part de los humedales.

Para todas aquellas personas que tengan curiosidad en profundizar más en el conocimiento de este espacio un recurso de gran valor es la propia publicación «Los pájaros de la Olla del Rey«, editado por el Ayuntamiento de Castelldefels, y que puede consultarse online. El autor de la obra es el biólogo Ignasi Torre -barcelonés de nacimiento y vecino de Castelldefels desde hace años, que movido por su curiosidad científica lleva a cabo un estudio detallado de las aves que habitan en este espacio. En la publicación se pueden consultar los detalles de cada especie a través de fichas que se acompañan de fotografías.

(El Ayuntamiento de Castelldefels publicó también en 1999 un cuento basado en la leyenda de la Olla del Rey, ubicada en Castelldefels en el siglo XV, obra de Maria Josep Udina y Pep Solé, con ilustraciones de Francesc Rovira.)

De Garrosa a Horts Comtals y Sant Vicenç dels Horts

De Garrosa a Horts Comtals y Sant Vicenç dels Horts

Tan cerca estaban los huertos del conde de Barcelona de la iglesia de Sant Vicenç que en unas cuantas décadas del siglo X, a la población, inicialmente conocida por Garrosa o Villa Garrosa, se la identificará por ‘Sant Vicenç, la que tiene cerca los huertos condales’ ( «in terminio de s. Vicenti, ad ipsos ortos chometales», como señala un documento del cartulario de Sant Cugat (libro que recoge pergaminos) del año 986. Y poco a poco, en el siglo XII, adquirirá el nombre definitivo: Sant Vicenç dels Horts.

Panorámica de Sant Vicenç dels Horts. Años 20. AMSVH. Donación de la familia Costa Ubach.

Es la única ciudad del Baix Llobregat que luce de huertos en su topónimo, incluso durante la guerra civil – que se llamará «Horts del Llobregat». Da muestras del carácter agrícola del Baix Llobregat que promueve orgullosamente un parque agrario y revela una de las identidades de la actual comarca, en la que se reivindica la agricultura y su protección frente a las presiones urbanísticas.

Sin embargo, a finales del primer milenio, «Horts Comtals» ya era también un topónimo, como apunta el profesor de arqueología y doctor en filología catalana Josep Moran y Ocerinjáuregui su estudio «De la Vila Garrosa a Sant Vicenç dels Horts», trabajo del que os invitamos a su lectura para conocer brevemente la historia de la ciudad.

Garrosa, del Castillo de Cervelló

Sant Vicenç dels Horts. Poblenou. Años 20. AMSVH. Donación de Antoni Macià.

Para desentrañar el origen de un nombre que parece tan acertado por su vínculo agrícola hay que viajar en el tiempo al 955. La entonces población de Garrosa, que pertenecía al castillo de Cervelló, aparece mencionada en el cartulario como un término al lado de la iglesia bajo la advocación de Sant Vicenç, igual que en 959, cuando se precisa que està cerca de una acequia y de las tierras de una propietaria local, la vizcondesa Riquilda. Si hablamos del riego, el arqueólogo Moran apunta la idea de que sea el del conde Mir, a quien se atribuye la construcción o reconstrucción tanto del riego del Llobregat como del Regomir de Barcelona.

Máquina de batir. Sant Vicenç dels Horts. 1943. AMSVH. Donación de la familia Font Parés.

En el 981 todavía se cita Garrosa en los documentos del cartulario, precedido del nombre de la parroquia. Cinco años más tarde, ya sólo se habla de los «Horts Comtals», como se explica en las primeras líneas de este artículo, «en el término de San Vicente, cerca de los mismos huertos condales».

En 992, cuando el conde Ramón Borrell Ermengol vende a un magnate (Ènyec Bonfill) el castillo de Cervelló y su término, queda excluido de la venta l tierra, vid y los huertos de la familia condal. Una parte de los bienes se donaron al monasterio de Sant Cugat, el cual en el 1023, confirmando en un documento sus posesiones, menciona estas tierras «que se llaman Horts Comtals». He aquí el nombre convertido en topónimo con toda propiedad.

En 1148, por último, de acuerdo con un nuevo documento del cartulario, ya se menciona la denominación que sería la definitiva: «in parroechia s. Vincencio de Ortis «.

La ciudad crece alrededor de la iglesia

Era de Can Costa. Sant Vicenç dels Horts. 1943. AMSVH. Donación de la familia Font i Parés.

Hay que decir que la ciudad de Sant Vicenç se forma y crece en el entorno de la iglesia y la sacristía, y dependiendo de la baronía de Cervelló. Con el tiempo, la ciudad se convierte en la capital del término donde está el castillo de Cervelló. Y sus señores eran llamados barones de Cervelló y de San Vicente. Moran también señala en su estudio que San Vicente se llegó a llamar «de Cervelló», como Santa Coloma de Cervelló también se le llamó «de Montpedrós».

Ferran Berenguer, payés, y al fondo Sant Vicenç dels Horts.

La historiadora Rocio Poyato, en su estudio sobre el «Sant Vicenç dels Horts de 1693» recuerda que la baronía de Cervelló era una jurisdicción feudal que comprendía los términos de Cervelló, La Palma de Cervelló, Pallejà, Sant Boi, Sant Vicenç dels Horts Santa Coloma de Cervelló, Torrelles, Vallirana y Oleseta (el Penedès). El origen se encuentra en el castillo de Cervelló. En este estudio se detallan los tributos y las rentas de los habitantes, derivadas de las cosechas y se menciona la cebada, el trigo, el cáñamo, el aceite y el vino. En la galería fotográfica se puede ver el paisaje de viñedos del Sant Vicenç dels Horts de principios del siglo XX.

Fotografías cedidas por el Archivo Municipal de Sant Vicenç dels Horts (AMSVH).

1.- Panorámica. Años 20. AMSVH. Donación de la familia Costa Ubach.
2.- Sant Vicenç dels Horts. Poble Nou, años 20. AMSVH. Donació de Antoni Macià.
3.- Sant Vicenç dels Horts. Máquina de batir, 1943. AMSVH. Donación de la família Font Parés.
4.- Sant Vicenç dels Horts. Era de Can Costa, 1943. AMSVH. Donación de la familia Font Parés.

Las vacaciones del payés

Las vacaciones del payés

Hacer vacaciones en una masía de payés? Si retrocedemos unas cuantas décadas, en el campo, de vacaciones, no se hacía nunca. El espluguense José Casellas, payés y cuidador de Can Cortada, explica a sus 92 años que cuando él era un niño, el concepto de las vacaciones no existía.

La masía de Can Cortada, hoy en día. Fachada posterior. Esplugues.

José Casellas ha cuidado toda su vida de la masía y campos de Can Cortada, en Esplugues de Llobregat. Su fabulosa memoria recuerda cómo eran las vacaciones de escuela para los que como él, eran niños de familias de payeses. Para él las vacaciones eran trabajar en el campo.

Josep Casellas y Macià Vila. Al fondo, campos en lo que hoy es el centro de Esplugues.

La conversación con Josep y Pepita Vilà, su prima seguda y también espluguense, gira sobre Barcelona y los alrededores del verano de 1939, cuando José, un niño entonces, termina el curso escolar y como muchos otros días de aquel verano lo que hace es ayudar a sus padres en casa. Como también hacen muchos de sus amigos y compañeros de escuela, cuyos padres son agricultores o cuidan de propiedades y tierras de otros. Hace ya hace muchos años que tiene la costumbre de escribir cada día en su dietario, quizás siguiendo la estela de Rafael de Amat y de Cortada, el barón de Maldà, que pasaba largas temporadas en Can Cortada, la propiedad familiar, escribiendo su «Calaix de sastre».

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Los libros de deberes para el verano

En verano, el tiempo de estudio se había acabado pero no el de ir al campo, porque eso es lo que se hacía entonces durante las vacaciones de la escuela en el Baix Llobregat. No obstante, José explica que cuando finalizaba el curso, los estudiantes tenían un libro de deberes para hacer en verano. Algunas mañanas incluso los hojeaban … Así, a lo que se dedicaba era a ayudar a cosechar las peras, ciruelas, melocotones … Lo que fuera necesario y tocaba recoger para la época.

Niños de la escuela Isidre Martí de Esplugues con la profesora Conxita. Macià Vilà es el niño que viste una camisola oscura. A su derecha, Josep Casellas.

«No te preguntaban –‘quieres venir a ayudar al campo’- … Ibas y punto». Sin discusión. La Pepita Vilà, que ha rescatado las fotografías que podéis ver en esta página, añade a la conversación que no cabía la posibilidad de decir «no puedo o no quiero». «Esto no se le podía decir a la abuela» cuando daba una orden como esta: «Pepita, ve a limpiar el gallinero». Y esto ocurría durante las vacaciones.

Claro que cuando Pepita lo explica, José adopta un gesto de picardía, porque a él nunca le mandaron que hiciese este trabajo. Las sospechas, pues, se desvanecen. Según qué trabajos terminaban en manos de las mujeres. Limpiar el gallinero no era precisamente una tarea fácil y rápida de hacer. Tampoco agradable. Pero como otras tareas en el campo, se hacían si o si.

Las bicicletas eran para la escapada

Macia Vilà, con una bicicleta junto a una cascada que se encontraba detrás de la masía de Can Cortada, lugar por donde hoy pasa una autopista. Años 40.

Por las tardes, pasada la ola de calor, y como en muchos otros lugares, sobre todo en los pueblos, era el momento de salir a la calle a divertirse con los amigos. No todo el mundo tenía bicicleta, que permitía hacer una escapada de Esplugues. También se compartía con los amigos. De idas a la playa, pocas. Más bien, baños en el río, más cerca.

Els Setrilleres. Los jóvenes más altos son Miquel Casellas (izquierda) y Macià Vilà. Entre ellos los gemelos Miquel Casellas (izquierda) y Ramon Casellas. En la plaza Santa Magdalena de Esplugues. Mediados de los años 40.

En el grupo de amigos -y primos- de José se les conocía en Esplugues por «Los aceiteras», porque dos de los niños eran altos y los otros dos más bajitos. Ellos contentos. Al poco tiempo, conocieron unas chicas y empezaron a salir con ellas. Pero el pueblo que entonces era Esplugues, todos les siguieron llamando ‘Els Setrilleres’.

José y Pepita. Verano de 2016. Esplugues.

Con el paso de los años, sí que surgiría la posibilidad de hacer vacaciones. José dice que fue con la llegada del popular 600 y la paga extra de julio que algunas familias pudieron «marchar» de Esplugues para hacer vacaciones en otro lugar. Este hecho trastornaría la vida Espluguense hasta tal punto que José está convencido de que fue por causa de la salida para vacaciones de muchos espluguenses que la fiesta mayor de la ciudad y la fiesta de la cosecha, que se celebraba tradicionalmente el 22 de julio por Santa Magdalena, se trasladó al 21 de septiembre, por San Mateo, para evitar la falta de parroquianos en julio!

Imatges cedidas por José Casellas y Pepita Vilà.

Santa Coloma de Cervelló crea una bolsa de tierras para que las cultiven nuevos payeses

Santa Coloma de Cervelló crea una bolsa de tierras para que las cultiven nuevos payeses

Hace ahora un año que el equipo de gobierno de Santa Coloma de Cervelló consiguió que 35,94 hectáreas de suelo agrícola de montaña de su término municipal pasaran a formar parte del Parque Agrario. Así, se aseguraba la misma protección legal que el resto de las fincas del Parque dedicadas a la agricultura.

A la izquierda de la imagen, las dos extensiones de tierra de Santa Coloma de Cervelló que forman parte del Parque Agrario del Baix Llobregat. El Ayuntamiento se propone que se cultiven de nuevo.

Era la primera vez que unos campos discontinuos conseguían ser considerados territorio del Parque Agrario, pero lo más importante es que el acuerdo se alcanzaba por la vía de asegurar el mantenimiento de la agricultura «ante la presión urbanística», asegura el concejal Alfonso Muñoz, promotor de la iniciativa dentro del equipo de gobierno y concejal de Promoción Económica. De las tierras ahora protegidas, el 50% se encuentran abandonadas, mientras que en el resto todavía se trabajan.

Es el inicio de una aventura, ya que sigue abierta a nuevos participantes. El Ayuntamiento de Santa Coloma quiere atraer nuevos agricultores que arrienden las tierras a los propietarios y las vuelvan de nuevo productivas. Una de las ideas es crear una bolsa de tierras y ponerla a disposición de quien las quiera cultivar. Una cooperativa o un asociación de propietarios son dos propuestas que hay sobre la mesa.

Agricultura de montaña

Como es tierra de montaña, la agricultura que se puede hacer es de frutales, olivos, almendros … Alfonso ya está trabajando para que esta iniciativa se acompañe de la financiación necesaria para que las tierras dispongan del agua precisa para el riego y para poner las tierras en producción.

La idea es que los terrenos reservados recuperen su uso agrícola por parte de nuevos payeses.

Esta bolsa de tierras es consecuencia de que no ha habido un relevo generacional por parte de la mayoría de campesinos que se dedicaban. Muchos se han jubilado y no ha habido continuidad. Así, la mitad de estas tierras esperan que alguien las despierte para hacer nuevos cultivos.

Alfonso Muñoz, concejal de Promoción Económica del Ayuntamiento de Santa Coloma de Cervelló y promotor de la recuperación de terres para que se cultiven de nuevo.

Las 36 hectáreas se encuentran diseminadas entre el Pla de l’Entorn y Can Salgado de Santa Coloma de Cervelló. La gran parcelación del terreno -hay una treintena de propietarios- ha hecho más complejo el lanzamiento de la iniciativa aunque el regidor es optimista respecto al futuro. «Si se ha llegado a este punto, otros obstáculos se podrían salvar con la misma tenacidad negociadora y con una propuesta clara de uso como la que se ha acordado con el Parque Agrario».

La escuela de payés y la marca ‘Cereza del Baix Llobregat’

Mientras se avanza en la puesta en marcha del banco o bolsa de tierras, Alfonso Muñoz ya ha planteado un nuevo proyecto ligado a la productividad de las tierras ahora protegidas: crear una escuela de payés para formar a los aspirantes a nuevos agricultores, que podría estar gestionada por el Ayuntamiento, el Parque Agrario y los mismos agricultores que son sus propietarios. La propuesta apenas comienza andar.

La otra idea que se está promoviendo tiene que ver con la comercialización de las cerezas del Baix Llobregat. Es un fruto que se cultiva en el norte de la comarca y tiene una gran calidad y reconocimiento entre los consumidores. Por ello, lo que ahora se plantean varios municipios productores es un paso más el marketing del producto, y formalizar una realidad: crear la marca «Cereza del Barcelona». Si había pensado que ya existía esta marca, no vaya equivocados del todo. Pero es en la mente y en el paladar que está ahí. Los ayuntamientos de Santa Coloma de Cervelló, San Clemente, Torrelles, Sant Vicenç dels Horts y El Papiol se han puesto manos a la obra para dar pasos en esta dirección junto con el Parque Agrario, para apoyar el valioso patrimonio agrario de este producto.