Cuando es hora de el espacio del Tiempo en la televisión y se informa de la previsión meteorológica para el fin de semana, Albert Bou reconoce que está muy atento. De hecho, como él, muchos otros agricultores y también espectadores dedican su atención a lo que se explica. Dirigen los ojos hacia las isobaras y los iconos de sol, nubes y lluvia sobre los mapas que se muestran. Y si lo que se espera es, por ejemplo, lluvia, al que no le gusta se le antoja que quizás aquella línea que parece atravesar su pueblo, tal y como se perfila da un cierto margen para un poco de sol.
Sucede que si el jueves se anuncia lluvia, Albert ya sabe que no cosechará calçots. Porque no recibirá pedidos. Si por el contrario, todo apunta a mediodías soleados, tanto del sábado como del domingo, entonces, como un reloj, en la tarde del jueves comienza a recibir peticiones de sus clientes para que coseche y reserve decenas de manojos de esta popular planta. Porque habrá ‘calçotada’ el fin de semana.
Los ‘calçots’ son un cultivo que se empezó a introducir en el Baix Llobregat hace más de 20 años y que se ha adaptado bien. Albert Bou fue de los primeros agricultores del Parque Agrario en cultivarlos. Dice que siempre le ha gustado experimentar y probar cosas nuevas y el ‘calçot’ fue una de ellas. A diferencia de otros agricultores, nunca los riega. Dice que de esta manera consigue que sean más dulces. «Además, así se cuecen y no se hierven», apunta.
También tiene otra ventaja: menos agua también implica menos tratamientos fitosanitarios, ya que los reduce la humedad y hay menos riesgo de hongos. Desde noviembre que los recoge, controlando las temperaturas y el crecimiento de las cebollas que no s’espiguin, y va haciendo reservas en su finca, en Can Coracero, en Sant Boi, con la ayuda de su padre. Vende una parte a los mercados de payés de la comarca: Sant Boi, en la Colonia Güell y en Can Mercader de Cornellà.
Fotografies: Orgull de Baix.