El Llobregat y el Cardener son «ríos de sal»

El Llobregat y el Cardener son «ríos de sal»

Roger Lloret se ha pasado más de media vida cuidando de los ríos de nuestro país, y especialmente del Llobregat. No es una obsesión, sino que lo ha hecho porque era su trabajo (y su pasión). Aunque cuando tenía un momento para ocuparse de otras cosas, también seguía -y lo sigue haciendo- interesándose por los ríos y la meteorología. Químico y agrónomo, durante 40 años ha tenido en sus manos el control de la calidad y la sanidad del agua del Llobregat para la Sociedad de Aguas de Barcelona.

Acostumbrado a atender a investigadores y técnicos de empresas y de administraciones, en 2008 Roger conoció a Jordi Honey-Rosés, un estudiante de la Universidad de Illinois de madre catalana, a quien sus raíces lo llevaron a Barcelona con la idea de hacer su tesis doctoral.

Roger le facilitó toda la información y conocimientos de que disponía, tanto del Llobregat como del Cardener. Pero para acabar de orientar a Jordi, le pidió que fuera a las fuentes del Llobregat y procurase hacer el camino del río hasta su desembocadura. Dicho y hecho. Jordi se fue a Castellar de n’Hug y siguió todo el trazado del río hasta la desembocadura. Cuando llegó el delta, tuvo suficiente para decidir sobre qué trataría la tesis: la vertiente económica del río, o dicho de otra manera más explícita ante lo que había visto: Que es mejor, invertir en el río o en tecnologías que lo mejoren?

Aliados

Después, Roger conoció a Santiago Gorostiza, un estudiante que se disponía a estudiar la colectivización de empresas en la comarca del Baix Llobregat durante la guerra civil. El hecho es que cuando Roger, Jorge y Santiago se encontraron con un montón de datos en sus manos pasó como cuando se junta el hambre con las ganas de comer, y decidieron escribir un libro sobre la cuestión. Este es el origen de «Ríos de Sal» un intensivo estudio sobre el impacto de la sal a lo largo de la historia en el curso del Llobregat y el Cardener que han publicado con la ayuda del Centro de Estudios Comarcales del Baix Llobregat.

Durante cuatro años, consultaron toda la información disponible y llamaron a las puertas de todos los lugares conocidos y por conocer. La principal conclusión que destacan de su trabajo es que desde que comenzaron las explotaciones industriales de potasa en el Bages, la salinidad del río Llobregat ha sido el dolor de cabeza del abastecimiento del agua en el área metropolitana de Barcelona.

Durante los tres años que estuvo parada la planta de potasa en la guerra civil, los niveles de salinidad bajaron notablemente. Aún hoy en día, según los datos que los autores detallan en su libro, la salinidad del río sobrepasa los máximos que se fijaron durante la Segunda República. La Generalitat republicana había puesto en marcha un plan de acción para frenar la salinidad. Durante los trabajos de investigación, los tres autores descubrieron que la primera denuncia contra las minas está datada en 1926 por parte de la empresa textil Burés, debido a que la sal del agua había dañado sus turbinas.

La edición ha sido posible gracias al apoyo del CECBLL y de mecenas privados. Los tres están satisfechos con un libro que muestra cómo la población se moviliza para denunciar los impactos de la salinización de los ríos en Cataluña. Jordi Honey-Rosés es profesor en la universidad British Columbia de Vancouver. Santiago Gorostiza es investigador Marie Curie en la Universidad de Coimbra (Portugal).

“Rius de Sal – Una visió històrica de la salinització dels rius Llobregat i Cardener durant el segle XX”. Editat per Edicions del Llobregat- Centre d’Estudis Comarcals del Baix Llobregat.